Profundamente enraizado en el sureste norteamericano, el Southern Gothic sigue escupiendo obras en las que late, poderosamente, la tragedia. «El hogar eterno» de William Gay se inscribe en esta línea. Aún así, a pesar de su aire sureño, la historia se estructura como un Western: Una región boscosa, ignota y aislada, dominada con mano de hierro por Dallas Hardin, un contrabandista de alcohol tan astuto como pendenciero. Bajo su ala, crece Amber Rose, una bella damisela en apuros que reconoce, como única vía de escape, a Nathan Winer, un joven carpintero abandonado por su padre cuando era niño. El descubrimiento de una calavera removerá un pasado doloroso y encenderá la mecha de la venganza.
Un aire faulkleriano flota sobre la obra de Gay. Sus atmósferas están imbuidas de una sensación de pérdida y de nostalgia irremediable por un pasado que no volverá. El estilo, un tanto barroco, también los asemeja. Además, como en Faulkner, en la prosa de Gay la violencia se percibe como real y, sobre todo, como necesaria.
«El hogar eterno» es la primera novela de Gay, publicada en 1999 cuando el autor tenía 57 años. Hasta entonces, este escritor oriundo de Tennessee se había desempeñado en diversos trabajos: obrero, operario de fábrica y pintor de casas. Otras de sus novelas como «Provinces of Night» y «Twilight» aún no han sido traducidas al español.