De la extensa lista de exponentes del nuevo noir español, en esta ocasión nos centraremos en el investigador Leo Caldas, personaje surgido de la mente del escritor Domingo Villar. Las aventuras de Caldas se ambientan en Vigo y toda la intrincada costa de Galicia. En muchos aspectos, el carácter del protagonista replica el inhóspito entorno: tranquilo y reservado en su vida privada; frío y certero para resolver los casos a los que se enfrenta.
En “El último barco”, tercer libro de la serie, el inspector gallego deberá encontrar a la hija de un reconocido cirujano. La desaparición de Mónica Andrade, que fue vista saliendo de su casa con una mochila, coincide con un devastador temporal en las Rías Baixas. A medida que la investigación avanza, una variedad de personajes se enfrentarán a la perspicaz mirada del detective. Entre los sospechosos encontramos a un fotógrafo inglés que solía pasear con Mónica por la playa cercana a su casa, a un luthier, uno de los últimos en verla antes de que su desaparición y a un talentoso artista que ha dejado dibujos de la mujer en su casa y que firma con un espiral.
“Mientras daba tiempo a que el chico se recompusiese miró el cuaderno. En la cubierta figuraba una frase “20 hojas de Dibujo”, escrita en seis idiomas distintos. De las 20 hojas solo conservaba cinco o seis. Las demás habían sido arrancadas del cuaderno por la línea micro-perforada. En la primera estaba el gato de Mónica en la cocina, tan fielmente dibujado que a cierta distancia habría costado diferenciarlo de una fotografía. En la esquina inferior derecha, la firma que había estado buscando”
El relato avanza a paso cadencioso pero nunca pierde el ritmo. Con cada nuevo personaje que entra en escena, el lector deberá reacomodar sus hipótesis y suposiciones. Los diálogos son fundamentales en el desarrollo del relato, pues el escritor elige dejar que los personajes hablen por sí mismos. Lo afirma el mismo en una entrevista:
“Esta es una historia amplia sobre gente que hace las cosas despacio, son artesanos. Con un ritmo que tiende a ser como las olas de mar. Hay una trama policial que articula la historia, pero también existe un retrato de personajes y de paisajes, físicos, humanos y de las relaciones familiares, así como de los últimos barcos que muchos de ellos pueden tomar”
Como en esos trucos en los que un mago hace infinidad de nudos que al final desembocan en una soga libre de ataduras, “El último barco” va entretejiendo los hilos de una historia que parece cada vez más compleja pero que finalmente se resuelve con una simplicidad sorprendente. Una obra de lectura obligatoria para los seguidores del género, pero que también atraerá a los amantes de la buena literatura.