Los elementales – Michael McDowell (1981)

 

Se sabe, las relaciones familiares dan tanto miedo como las casas embrujadas. A veces más. En “Los elementales” hay mucho de ambas. Ya el título nos lo adelanta, ¿Acaso hay algo más elemental que el miedo?¿Acaso hay algo más esencial para nuestra identidad que nuestra pertenencia a una familia?

El prólogo de la historia no puede ser más adecuado para una novela de terror. Una iglesia vacía y el funeral privado de la matriarca de una de esas grandes familias disfuncionales. Y es que Marian Savage no era una mujer demasiado querida en la ciudad. “No hay razones para promocionar un circo cuando todos odian al payaso”, nos informa uno de los pocos asistentes.

Pero la antipatía que despertaba Marian no es la única razón para prohibir el ingreso. Tras una breve benedicción, el cura y el organista desaparecen tras el altar. Es entonces cuando sus hijos Dauphin y Mary-Scot se acercan hasta el cajón del cadáver. Una pequeña caja negra ha aparecido en las manos de Mary. De su interior surge una brillante daga que irá a parar al frío pecho de su madre. Lo inentendible de la situación abrirá la puerta a lo desconocido.

Tras el funeral la familia viaja a una aislada zona de playa para pasar unos días. Allí hay tres grandes mansiones. Las dos primeras son ocupadas cada una por una de las ramas de la familia, los McGray y los Savage, mientras que la tercera, abandonada y que va siendo lentamente devorada por la arena, permanece desierta. Será India, la hija adolescente de los McGray, quien sienta con más fuerza el llamado de lo que acecha tras esos muros. En la trama, que se desarrolla con paso firme, se nota la mano de alguien que se mueve con comodidad en el género, además de escritor, McDowell trabajó como guionista junto a Tim Burton en “Beetlejuice” y “El extraño mundo de Jack”.

Publicado originalmente en 1981, este libro se traduce por primera vez al español gracias a la editorial argentina La bestia equilátera. La obra ha sido catalogada casi por unanimidad como una “verdadera joya del terror”, aunque la narración no se limita solo a esto, sino que va más allá. Muchos críticos sitúan a “Los elementales” dentro de ese subgénero que poco a poco comienza a conocerse más fuera de los EEUU, El Gótico Sureño. Un estilo poblado de personajes grotescos que muchas veces bordean lo fantástico, o que como en este caso beben abundantemente de él. A través de la incomodidad que despierta en el lector, este género cuestiona los mecanismos de la sociedad y refleja la alienación y la soledad del ser humano. Y que mejor estrategia para cuestionar, que poner la mira en lo que se esconde detrás de la idea de familia, esa orgánica y a la vez artificiosa piedra basal de la sociedad.

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