Quizas….
Si Rodolfo Walsh se hubiera llamado Rudolph Walsh, y hubiera publicado esta obra en alguna importante editorial newyorkina en lugar de un pequeño semanario del conurbano bonaerense, si los muertos a los que hace referencia el título hubieran sido una amigable familia de granjeros de Iowa, Kansas o Dakota en lugar de un grupo de peronistas del tercer mundo. Si Walsh hubiera sido un dandy en lugar de un revolucionario…

Quizás en ese caso estaríamos hablando de un hito en la historia de la literatura. En una obra que sentó las bases de la «No ficción periodística» o «Novela testimonial», género al que luego se sumarían nombres como el de Tom Wolfe, Norman Mailer, Joan Didion, Hunter S. Thompson.
«Operación Masacre» fue publicada nueve años antes que «A Sangre Fría», de Truman Capote, considerada ( casi unánime y – como estamos viendo – erróneamente) como la primera obra que utilizó el método de contar noveladamente hechos reales periodísticos. En «Operación Masacre» se recrea la matanza de un grupo de civiles, fusilados por un grupo parapolicial en un basural de la provincia de Buenos Aires, en Argentina.
Haciendo gala de su oficio, el autor deshilvana una a una la historias detrás de cada uno de los fusilados, de aquellos que fallecieron y de aquellos que no. Porque hubo sobrevivientes. Y casualmente, el encuentro fortuito con uno de ellos es lo que dispara el inicio de la exhaustiva investigación de Walsh. Este recurre tanto al testimonio personal de los involucrados como al expediente judicial donde se reflejaron los hechos. Una verdadera clase de periodismo que debería ser de lectura obligada para todo aquel que se desenvuelve en este oficio.
A esto debería agregarse el compromiso de Walsh con la verdad y la justicia. Un compromiso que el periodista llevaría hasta las últimas consecuencias. Años más tarde, en 1977, Walsh sería asesinado por otra dictadura (estoy tentado de calificarla como más sanginaria pero, ¿no lo son todas?) , tras una denuncia pública al golpe de estado que el ejército argentino había llevado a cabo el año anterior. Su cuerpo nunca fue encontrado y al día de la fecha aún engrosa la lista de desaparecidos.
Quizás sea hora de poner a esta obra en el lugar que se merece. La iniciativa de Libros del Asteroide es un pequeño gran paso.