Un poema de César Vallejo

Cesar Vallejo en El Retiro

La vida del poeta peruano César Vallejo podría citarse como la vida por antonomasia del poeta trágico: infancia pobre, cárcel, una obra no completamente valorada en su tiempo y una muerte en soledad. En verdad, muchos de sus poemas reflejan estos aspectos ingratos de su biografía, pero los trascienden ampliamente. Poemarios como Los heraldos negros, Trilce o España, aparta de mí ese caliz son esenciales para entender la poesía en español del siglo XX.

En manos de Vallejo, las palabras adquieren un sentido que va mucho (mucho) más allá de su literalidad; la conjunción entre fondo y forma – esencial a la lírica – llega a su punto más alto con este poeta peruano que se movió entre las vanguardias europeas – frecuentando a nombres de la talla de Garcia Lorca, Alberti, Neruda – y una circunstancias económicas adversas que finalmente lo llevarían a la muerte a los cuarenta y pocos años.

Piedra negra sobre piedra blanca – César Vallejo

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París? y no me corro?
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

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