La aparición de varias mujeres asesinadas con un método similar dispara las alarmas: Hay un asesino en serie suelto en Barcelona. Los cadáveres estaban brutalmente acuchillados y con el rostro desfigurado; en la escenas del crimen también se encontró una carta de amor:
Queridísima Paulina: Sabes que te he querido con toda la fuerza de mi corazón.En el fondo sabes que te quiero todavía. Sin embargo has sido tan dura conmigo, me has demostrado hasta tal punto que no me amas, que no he tenido má remedio que matarte contra mi propia voluntad. No se juega con el cariño ajeno.
Éste es el punto de partida de la última aventura de la detective Petra Delicado, una de las investigadoras más particulares del ambiente noir español. En esta ocasión, además de su compañero habitual, el subinspector Garzón, la investigadora de la Policía Nacional estará subordinada a un oficial de los Mossos d´Escuadra. Considerando que la obra se publicó poco después del 1- 0 de 2017, el detalle no es menor. Pero no solo por eso, para aquellos que no la conocen, basta con decir que la protagonista no responde muy bien ante la autoridad y que – paradojicamente – la delicadeza no es su fuerte:
– ¿Y qué digo si el comisario pide verla?
– Depende.
– ¿De qué depende?
– Del tono que emplee para la petición. Si el tono es rutinario, ni caso. Si está nervioso, mienta, dígale que he tenido que ir al médico. Si se pusiera trágico, avíseme.
– ¿Y si lo noto en plan borde?
– Mándelo directamente al carajo.
– De su parte, inspectora.
El humor (especialmente aquel de tintes oscuros) no está reñido con la buena literatura policial. En esta novela la comicidad se revela en unos diálogos ingeniosos, repletos de pullas, doble sentido y sugerencias con cierta mala leche. Pero esta agudeza en ningún momento quita importancia a una trama llevada con destreza, que ofrece una tensión en constante ascenso y que no da respiro hasta la última página. Asimismo, en paralelo al desarrollo de la acción, la protagonista y narradora va dejando caer su visión un tanto pesimista sobre la existencia.
La infinita soledad de las mujeres se mostraba en aquellas caras. Tenían edades muy desparejas: desde veinte a sesenta. Más allá de los sesenta debe darse por supuesto que el amor ya no tiene cabida. Cada una había elegido una actitud para posar: pícara, sexy, recatada, infantil, seria y responsable, interesante, enigmática, pero en todas palpitaba la esperanza de encontrar compañía. Me pregunté qué era lo que las movía, de dónde sacaban el ánimo para usar aquel método tan impersonal y arriesgado. ¿La necesidad de encontrar un amor es congénita o todo se confabula para que los humanos la sintamos? La publicidad con sus fotografías de deliciosas parejas entrelazadas, los comentarios de la gente sencilla, la religión con su puñetero «creced y multiplicaos», el arte con sus idealizaciones amorosas, la literatura con las suyas… El amor es una inmensa tela de araña bien tejida, siempre dispuesta a atrapar a los insectos que, encantados, vuelan hacia ella para dejarse enredar. Suspiré. Dos mujeres como aquéllas habían encontrado la muerte en semejantes redes, una muerte absurda y brutal.”
La soledad, tan extendida en la sociedad moderna, es el gran tema de fondo detrás de la sangre, que se convierte en causa y consecuencia de las muertes investigadas por Delicado y su equipo. Detrás de la acción propuesta a nivel más superficial en el relato, una segunda lectura – más critica y reflexiva – es inevitable y eso le aporta volumen al conjunto de la obra.